Villanos y antagonistas


Cuanto más poderoso sea el villano, más impresionante será el héroe que consiga derrotarlo. Cuantas más temibles sean las fuerzas antagonistas que obstaculizan el camino del protagonista, más dramatismo ganará la historia. Por tanto, los villanos y antagonistas cumplen una función muy importante en el mundo de la narrativa.

Héroes y villanos

Como ocurre con los conceptos de héroe y protagonista, los conceptos de villano y antagonista están íntimamente relacionados. Así pues, un villano es un personaje malvado y despreciable, cuyo propósito principal es hacerle la vida imposible a nuestro héroe. Si el héroe ejemplifica las cualidades que una cultura considera admirables, el villano encarna las cualidades más despreciadas.

El villano, por tanto, es la figura opuesta a la figura del héroe. Si consideramos que el héroe representa el auto-sacrificio generoso, entonces el villano representa la auto-conservación egoísta. Sin embargo, como ya sabréis si habéis leído mi artículo sobre héroes y protagonistas, para mí un héroe no necesita necesariamente “sacrificarse” por el bien común sino, simplemente, “esforzarse” por el bien común. Por tanto, el villano es quien perjudica a los demás, mientras que el héroe intenta ayudarlos.


Protagonistas y antagonistas

Por otro lado, la figura del antagonista o, lo que es más habitual, los antagonistas, son las fuerzas que se oponen al protagonista de la historia. Mientras que el mentor ayuda al protagonista, los antagonistas dificultan al protagonista la consecución de sus objetivos. Por tanto, estas “fuerzas antagonísticas” son el conjunto de personajes y factores que obstaculizan al héroe y complican la resolución de la historia.

Según estas definiciones, en las historias protagonizadas por un personaje heroico, todos los villanos serán antagonistas, pero no todos los antagonistas serán villanos. Puede que un antagonista ni siquiera sea un personaje. Tristeza, dolor, cansancio, una uña rota… todos estos factores pueden complicarle la vida al protagonista y, por tanto, serían antagonistas en la historia.

En las películas de desastres naturales, el propio desastre natural en sí es el antagonista principal. Por ejemplo, en la película de Bayona "Lo imposible", película en la que sale un jovencísimo Tom Holland por cierto, el principal antagonista es el tsunami índico de 2004.

Por otro lado, no todos los villanos son antagonistas. Al menos, no todo el tiempo. Es posible que un villano decida ayudar al héroe. Para derrotar a un enemigo común, por ejemplo. No por eso deja de ser un villano pero, mientras dure la inesperada colaboración, el personaje villano sí deja de ser un antagonista. Los mentores oscuros suelen ser villanos que, a veces, ejercen el papel de ayudantes del héroe pero que, en otras ocasiones, actúan como terribles antagonistas.

Un peculiar vínculo

Y es que la relación entre héroe y villano, al igual que la de protagonista y antagonista, puede llegar a ser verdaderamente compleja. No son raras las relaciones jefes-subordinados, padre-hijo, de antiguos compañeros, amigos, o incluso, amantes. Cualquiera que sea la relación entre héroe y villano, la regla de oro que suele seguirse es que el conflicto entre ellos debe ser lo más personal posible. El protagonista y su antagonista, ya sean héroe y villano o meros rivales, deben enfrentarse por asuntos de extrema importancia para ellos.


Un villano, tras una importante transformación personal, puede acabar convertido en héroe. Este es el caso de Vegeta, primero villano y luego "deuteragonista" de Dragon Ball. 

Antes, hemos dicho que los antagonistas se oponen al héroe. Esta oposición puede manifestarse también en las características personales de protagonista y antagonista. Por ejemplo, si el protagonista es joven, inexperto y bondadoso, es posible que el antagonista principal sea maduro, experimentado y malvado. Si el protagonista es un príncipe nacido para el poder, el antagonista carecerá de dicho poder e intentará arrebatárselo.

Personalmente, prefiero el caso opuesto. Me encantan las historias protagonizadas por personajes de condición humilde que se enfrentan a poderosos tiranos. Y es que, en estos casos, lo habitual es que el protagonista no sólo debe enfrentarse al poderoso antagonista, sino a todo su mundo en general. La sociedad entera es quien, activa o pasivamente, otorga poder al antagonista. Así que el protagonista de este tipo de historias lo tiene todo en contra. Literalmente.

Sin embargo, es posible que el protagonista y el antagonista sean muy parecidos. En las historias de deporte, por ejemplo, los antagonistas son los equipos rivales, que tienen un montón de cosas en común con los protagonistas. Incluso héroes y villanos pueden parecerse mucho, siendo sus principios éticos, por ejemplo, la única diferencia notable entre ellos. Resulta interesante que personas muy parecidas tomen decisiones totalmente opuestas.


Ya sean semejantes u opuestos entre sí, lo cierto es que el protagonista de una historia evoluciona gracias al enfrentamiento con sus antagonistas. No sólo aprende a ser más fuerte, inteligente o habilidoso que sus enemigos para poder vencerlos, sino que también es posible que adopte algunas de las cualidades de sus enemigos.

Si un enemigo del protagonista siempre le derrota gracias a sus estrategias superiores, por ejemplo, es posible que el protagonista aprenda a ser tan estratégico como su antagonista. O puede que el villano aproveche la falta de confianza del protagonista, y de este modo atacarle psicológicamente, por lo que el protagonista debe aprender a tener más confianza en sí mismo si quiere vencer.

O también es posible que el villano o antagonista no sea tan malo como parece a simple vista. Tal vez el villano tenga buenas ideas e intenciones, pero su métodos para llevarlas a cabo no sean en absoluto aceptable. Un protagonista abierto de mente podría adoptar la causa de este antagonista, pero usando métodos que no dañen a los demás.



El enemigo interior

Los héroes y protagonistas  interesantes no son sólo un dechado de virtudes, pues deben aprender a manejar de forma más constructiva algunos aspectos de su personalidad que les causan problemas. Es decir, puede que nuestros protagonistas tengan defectos personales, como mal carácter, o que les falte experiencia, disciplina, confianza en sí mismos…

En cierto sentido, esta clase de negatividad interna puede ejercer el papel de antagonista en la historia, pues impiden a nuestros héroes alcanzar sus objetivos. Por tanto, es posible que, para completar satisfactoriamente su “aventura”,  nuestro protagonista deba enfrentarse no sólo a enemigos externos, sino también a sus propios “demonios interiores”. 

Y es que, al igual que la figura del mentor interno, los antagonistas también pueden tomar la forma de factores internos. Por supuesto, estos antagonistas internos también pueden tener un origen externo: “malas compañías”, figuras paternas abusivas, una sociedad injusta, etc.


"El club de la lucha" es un caso muy curioso de "villano interior". El lado oscuro del protagonista adopta una forma externa en el universo de la película, de modo que nos pasamos gran parte de la historia pensando que es un ser humano independiente. Aunque claro, muchas personas consideran que este peculiar personaje es en realidad un héroe, no un villano.

Del mismo modo que los héroes interesantes deben tener defectos, los villanos y antagonistas  más fascinantes no sólo tienen cualidades negativas, sino también virtudes admirables. Por supuesto, los antagonistas totalmente monstruosos y crueles también tienen su interés, y son especialmente utilizados en el género del terror. Pero, por lo general, un villano debe tener virtudes que hagan resaltar aún más sus defectos.

Y no estoy hablo sólo de virtudes que le ayuden a fastidiar mejor al protagonista, como inteligencia, fuerza, creatividad… Un buen antagonista tiene también su lado bondadoso, aunque sólo lo muestre con sus “minions” más eficaces. Además, los mejores villanos suelen tener mucho estilo, clase y carisma.


Pero, incluso aunque no tenga ninguna virtud, un buen villano debe tener motivaciones humanas, motivaciones que, aunque no compartamos, podamos llegar a entender. Aunque el protagonista sea el personaje que despierte más empatía, el antagonista principal también es un personaje importante en la historia y, por tanto, debe tener una mentalidad tan compleja y humana como la del protagonista. El héroe es admirable, el villano despreciable pero ambos, igual de humanos.

Sin importar el número de colmillos y garras que ambos tengan. Ya sabemos que una historia puede otorgar humanidad a cualquier clase de criatura. O cosa.

Héroes villanos y antagonistas heroicos

En otro artículo, hablamos de los anti-héroes. ¿Qué ocurre si este anti-héroe tiene tantos defectos que es tan malo como cualquier villano típico? No sólo eso, ¿qué pasa si su antagonista es una persona mucho más honrada y virtuosa que él? Normalmente, cuando pensamos en el “héroe” de la historia, lo relacionamos con el protagonista. En realidad, no hay ninguna norma que obligue a que el protagonista de una historia sea el personaje más heroico, ni ninguna otra que obligue a que el antagonista sea el personaje más malvado.

Además, la cultura cambia, así que los villanos de hoy podrían convertirse en los héroes del mañana. Incluso dentro de una misma cultura, lo que una persona considera admirable puede ser considerado absolutamente despreciable por otra. Así pues, que un personaje sea un héroe o un villano depende bastante del punto de vista con que se mire.

En mi opinión, el protagonista es quien debe generar mayor empatía, y puede ser difícil sentir empatía hacia alguien que perjudica a quienes les rodean, como hacen los villanos. Difícil, pero no imposible. Por otra parte, aunque la historia no genere mayor empatía hacia el villano protagonista que hacia otros personajes, puede resultarnos estimulante ver, para variar, las cosas desde el punto de vista del villano. O desde el punto de vista de aquél a quién todos consideran un villano.


En definitiva, los villanos nos permiten explorar nuestro “lado oscuro” para así poder conquistarlo, en lugar de ser conquistados por él. Nos enseñan que no debemos temer a la oscuridad, pues basta con arrojarle un rayo de luz. Si lo hacemos, nos daremos cuenta de que los villanos son tan humanos como los héroes y, por tanto, sus historias pueden ser igual de poderosas.

Pero ya he escrito suficiente, ahora es vuestro turno. Decidme, ¿quiénes son vuestros villanos favoritos? ¿Hay algún personaje que muchos consideren un villano, pero vosotros veáis como un héroe? ¿Tal vez al contrario? ¿Hay algún héroe que os parezca, más bien, un villano? Podéis dejar vuestra opinión en los comentarios. Por esta vez, sólo por esta vez, os dejo ser un poquito malos.

 


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